Uno puede ser duro sin concesiones y tener un carisma fuera de toda duda. Más allá de la nula expresividad facial del Chuache y del bigote de Charles Bronson está la maestría de la ironía, la mala leche, la sorna... estamos hablando de duros con caché y una forma de hacer las cosas y ver el mundo propia, estos macarras van a lo suyo, pero son imprescindibles para que aquel funcione ya que justo aparecen para salvarlo en el momento preciso. Degradados, ninguneados o despreciados demuestran su valía sobradamente, pero nunca se reconocerá el haber recurrido a ellos, el típico: el gobierno negará todo conocimiento...
En esta escena vamos a ver a uno de sus representantes más recordados: Serpiente Plissken, encarnado magistralmente por Kurt Russel de la mano de ese genio llamado John Carpenter y secundado por un Stacy Keach, que parece haber pasado por más de un cirujano plástico, y Peter Fonda como presidente de lo más hijoputesco de Estados Unidos. Este antihéroe es flemático, calculador y gasta muy mala leche. Se crece más cuanto más jodida es la situación y demuestra que la suerte inteligentemente conducida favorece a los audaces, además de no tener ningún escrúpulo de mandar al mundo a la Edad de Piedra.
2 comentarios:
¿En esa película no es en la que se le ve jugando al baloncesto?
Si, sin lugar a dudas, el cabrón la metió desde el centro del campo.
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